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lunes, 22 de julio de 2013

FanFiction -The Legend of Zelda: A Link Throw the Mirrow- (Capítulo 3)

La Plaza había cambiado considerablemente: habían cambiado las baldosas y, además habían más edificios. Pensó que todo era de cierta forma mejor, pues parecía que todo estaba en armonía. Preguntó a un viante sobre Arkyn y este le contestó que se encontraba en el palacio real. Anduvo por el camino de siempre pero se encontró con el castillo medio en ruinas y decidió dar la vuelta para volver a preguntar a otro peatón:
-Em.. Disculpe.. ¿Me podría decir donde está el castillo de Arkyn?
-Está cruzando esa calle de allí.-Le explicó este mediante gestos.
El castillo no era tan majestuoso ni grande como el de Zelda. Tampoco tenía grandes jardines ni ndada de eso; pero sí tenía bastantes guardias a su alrededor, así que para entrar a la sala del trono tendría que pasar deapercibido.
Trepó por una de las enredaderas de la parte de atrás y escaló hasta un gran ventanal, donde se metió dentro y fué hacia donde se suponía que el nuevo monarca se encontraba. Al abrir la puerta vió la sala vacía y justo al ir a cerrarla alguien le sorprendió:
-¿Buscas a alguien?-Le preguntó un muchacho rubio de su misma edad más o menos, un poco más alto que él de ojos verdes azulados y expresión simpática.
-Yo... Ya me iba...-Intentó decir mientras se iba.
-Deja que me presente, chico; me llamo Arkyn. Y tú me recuerdas mucho a alguien que hace mucho que no veo.. Bueno, da igual.
-Entonces.. ¿Eres tú el gobernante de todo Antrikar?
-Así es.-Afirmó él- ¿Y tú eres...?
-Yo.. Yo me llamo Link
-¿Link?-Sus ojos parecieron perdidos por un instante-¿El héroe del tiempo? ¿El que salvo a este reino de las garras de Ganondorf? ¡Es un inmenso honor conocerte! Por favor, deja que te invite a almorzar. También me gustaría presentarte a alguien.-Dijo mirando hacia varios lados, y después continuó-Ven, sígueme-Le dijo mientras emprezaba a recorrer los pasillos de palacio hasta llegar a una sala con una larga mesa en la que estaba sentada una mujer de espaldas.-Link, esta es mi madre, Astrid.
La mujer que se giró portaba en su delicada mano derecha una taza de té de cerámica realmente valiosa, al ver al muchacho, la taza se le cayó al suelo, se tapó la boca, se puso a llorar y se acercó a él.
-Tú nombre no es ese...-Dijo ella con un nudo en la garganta.
Link la miró completamente extrañado y le preguntó:
-¿Entonces, cúal es?
-Argus, hijo mío.-Dijo mientras se abalanzaba hacia él para abrazarle.

viernes, 19 de julio de 2013

FanFiction -The Legend of Zelda: A Link Throw the Mirrow- (Capítulo 2)

Link durmió aquella fría noche en el Rancho Lon Lon, dejando atrás los peligros de la noche y levantándose de vez en cuando para vigilar la zona de posibles ataques. Salió a primera hora y se despidió de Malon con un efusivo abrazo.
-Link, antes de que te vayas.. Me gustaría darte algo. Toma mi pañuelo. Así llevarás una parte de mí a donde vayas. ¡Suerte!-Gritó mientras la anciana figura de la mujer se fundía hasta no poder reconocer desde la lejanía.
Lo primero que decidió hacer fué visitar al Bosque Kokiri, donde había sido criado y donde tenía tanto buenos como malos recuerdos de su infancia.
Miraba el cielo y los pájaros que volaban alegremente recordando el pasado y pensando que simplemente debería cruzar de nuevo aquel espejo para volver a la realidad. Puede que todo fuese un sueño o una pesadilla... Puede que si cumpliera esta misión en este nuevo extraño mundo en el suyo verdadero todo fuera mal..
Aún así decidió seguir adelante. No iba a dejar a la gente que quería tirada. No. Hoy no.
Cruzó el corto puente que lo llevaba a la entrada de la aldea y no se sorprendió al ver que toda la gente seguía igual, que nadie había envejecido.
Lo primero que hizo fué visitar a Saria, entró en su casa y allí estaba ella. Ella ahora tenía el aspecto como si tuviese 17 años, era mucho más alta y su pelo había crecido un poco. Su vestido era algo más largo que los que solía llevar cuando los dos eran niños. Ambas miradas quedaron conectadas durante unos instantes hasta que ella, emocionada gritó de alegría:
-¡Link! ¡Sabía que no habías muerto!-Una lágrima calló suavemente sobre su mejilla mientras lo abrazaba. Él le acarició su verde pelo mientras ella lo abrazaba y el, algo conmovido le dijo:
-Recorreré más de mil lugares, pero nunca dejaré de pensar en ti. Lo sabes.
-Link... ¿Donde estuviste todos estos años..? ¡Estás igual!-Le dijo aún abrazándole.
-No lo sé.-Dijo él pensativo.- Es algo realmente difícil de explicar...-Acto seguido guardó silencio y su amiga pareció comprenderlo.
-Verás, no sé qué hiciste, donde estuviste ni nada de lo que ha pasado en todos estos años. Me gustaría decirte algo... Yo... Me he casado con Mido...-Murmuró escapándosele otra lágrima y abrazó más fuerte aún a Link.
Él se limitó a permanecer callado y sin decir palabra. Esa nueva noticia le sentó como una patada en el estómago. Se sentía verdaderamente dolido.
-Yo.. Me tengo que ir, hasta pronto Saria.-Se despidió soltándose suavemente de ella.
-La espera se hizo demasiado larga. Mucha gente dijo que tu incluso habías muerto, que habías formado una familia en tierras lejanas o que simplemente estabas viviendo aventuras, como siempre... Link... ¡Te quiero, siempre lo he hecho!-Entonces él se giró, la miró y sonrió, acto seguido volvió a entrar. La besó.
-Hasta pronto Saria...-Le dijo mirándole a los ojos dulcemente.
-Hasta siempre, Link...-Se despidió ella.
Salió de la aldea confuso y anduvo durante todo el día. Esta vez iba desorientado, no sabía donde debía ir, quizás si iba a Kakariko alguien le explicaría realmente lo que estuviera pasando.
Ahora el pueblo parecía que hubiese crecido, habían muchas casas más y especies de todo tipo conviviendo pacíficamente por lo que parecía. Quizás aquel hombre no fuera tan malo como Malon le había descrito..
Tuvo una fugaz idea: Iría a visitarlo vestido de incógnito para no ser reconocido.
Esperó a la noche para hacer algo de lo que no se sintiera muy orgulloso: Robó una capa y ropa en el mercado ya cerrado y utilizó el pañuelo de su amiga como si fuera una especie de máscara para taparse la parte inferior de su rostro. Sólo sus ojos se veían. También decidió cambiarse el calzado. Sustituyó sus queridas botas por unas sandalias normales y corrientes y, claramente se quitó su gorro verde.
Esa noche durmió en las afueras, bajo un árbol y allí tuvo un hermoso recuerdo:
<Se encontraba en palacio, todo era normal, ya habían pasado años, él había cumplido los 19 hacía poco junto con su querida princesa y la paz reinaba en Hyrule...>
Se despertó nada más el primer rayo de Sol y decidió ponerse en marcha. En unos minutos estaría de nuevo dentro de la ciudad y, quizás, ese mismo día conociera al gobernante de lo que ahora se llamaba Antrikar.




FanFiction -The Legend of Zelda: A Link Throw the Mirrow- (Capítulo 1)

Link ya había vencido a las terribles fuerzas del mal y se encontraba reposando tranquilamente sobre el cómodo regazo de su princesa bajo un bello árbol que les daba una plácida sombra.
En cuestión de segundos, el cielo comenzó a nublarse y decidieron pasar dentro. Pasaron horas y parecía que la lluvia jamás acabaría.
Link decidió recorrer el castillo y descubrió una guarida dentro de la biblioteca real que lo llevaba a una habitación sombría y llena de velas;
en la que una manta tapaba un objecto considerablemente grande.
Sin dudarlo dos veces, decidió descubrir qué era aquello y estiró de la manta y se encontró un polvoriento espejo, antiquísimo, en el que, en su marco habían
tallados varias figuras de diferentes tipos de seres fantásticos como dragones, unicornios, trolls y demás. La capa de polvo era demasiado gruesa y, paar poder ver su
reflejo en él, usó su mano para limpiarlo; justo entonces, una resplandeciente luz salió del cristal e iluminó súbitamente la sala al completo. Era una sensación cegadora,
tanto que, con una mano se cubrió los ojos y con la otra decidió coger la manta para cubrirlo de nuevo, pero entonces, al rozar su piel con la lámina, una fuerza sobrenatural lo
absorvió completamente dejando atrás el castillo y llevándolo a otro lugar.
Calló inconscientemente al 'aterrizar' y, al despertar se dió cuenta que se encontraba en la misma habitación, rodeado de polvo y demás, pero, al contrario que antes, la luz ya no estaba presente, la luz de las velas se había apagado y ya prácticamente se podía ver.
Subió las escaleras tranquilamente, de regreso a la biblioteca, pero, al entrar descubrió que ya no quedaba ningún libro, todo estaba vacío y desolado. Los grandes ventanales estaban rotos o, incluso habían unos cuantos que tenían maderas que parecían que las usaran de un modo para que nadie entrara.
Salió al pasillo y tan sólo la soledad se encontraba allí presente. No había NADIE, ni un sólo alma. TODO ESTABA COMPLETAMENTE VACÍO Y DESOLADO.
Decidió buscar a la princesa en el jardín, pero no la vió; y al contrario que antes, ya no habían nubes, el sol en el cielo estaba presente, pero nada de esto le olía bien a nuestro héroe. Llegó a la Plaza mayor cuanto pudo y se encontró con una extraña y sombría fiesta; donde supuestos niños con macabras máscaras bailaban al son de una siniestra canción. No habían hylianos. Ni rastro. Tampoco estaba Ganondorf. No sabía qué realmente pasaba.
Alguien de pronto le sorprendió por detrás.
-¡Un hyliano! ¡Hay un hyliano en la plaza! ¡Guardias! ¡Guardias! ¡Socorro!-Gritó terriblemente asustado un moblin.
Link se limitó a correr mientras un grupo de monstruos desconocidos para él le perseguían por toda la ciudad. Consiguió despistarlos y salir de allí. De pronto, tuvo una idea: <Ya sé, iré a ver a Malon, ella me explicará qué está pasando.>
Sacó su ocarina de su zurrón y tocó la canción de Epona para que lo llevase hasta ella, pero los minutos pasaban y ni rastro de su yegua. Finalmente, no tuvo más remedio que caminar y llegó allí al atardecer, ya pronto iba a ser de noche. Encontro varias diferencias al entrar en el Rancho Lon Lon, por ejemplo, ya no ponía 'Lon Lon', como siempre, ahora ponía  'Rnch y después una 'L' de metal algo oxidada; también observó la mala calidad de la madera de los establos, la madera de la que estaba formada estaba pudriéndose y no tardaría mucho en derrumbarse.
Llamó cuidadosamente a la puerta y una mujer respondió temblorosa:
-¿Sí....? ¿Quien es..? ¿Quien llama a estas horas...? Ya pagué hace tiempo esa deuda, así que váyase, señor cobrador.
-No.. No soy un cobrador; soy Link... Y estoy buscando a Malon...-Contestó él.
Un silencio eterno invadió el entorno en unos segundos vacíos y completos de soledad y añoranza. La puerta se abrió y salío una anciana descalza, con el pelo completamente blanco y los ojos azules como el mar.
-¿Eres TÚ entonces el chico del bosque? ¿Por qué no aparecistes en todos estos años? ¡¡Todos te estuvimos buscando!!
-Malon... ¿Eres tú?-Preguntó atonito ignorándo lo que le había dicho.
La anciana mostraba cierta ira y  duros años de trabajo en su arrugada cara, pero también curiosidad y un espíritu joven y amistoso. Le ofreció entrar. Aceptó.
-Ahora respóndeme, Link... ¿Dónde has estado en tooodos estos años?
-Yo.. Verás. Yo me econtraba en palacio, con la princesa Zelda y, de pronto..
-Espera, espera... ¿Has dicho Zelda?-Sus ojos destellaban rayos de curiosidad
Él asintió.
-Link.. Zelda murió pocos años después de tu partida. Hubo un golpe de estado completamente diferente a los de antaño. Ganondorf aún sigue atrapado donde los sabios lo dejaron, sí, pero alguien de mayor poder está ahora gobernando todo Hyrule.. O mejor dicho, todo Antrikar...
-¿Antrikar? ¿Qué, cómo?
-Hace ya muchos años, cuando yo aún era joven, un caballero apuesto, alto y delgado arribó vestido con majestuosas pieles de abrigo en un elegante carruaje. Según lo que oí en la ciudad, quería proponerle matrimonio a Zelda, cuando ella aún seguía aquí; pero en realidad esas no eran sus verdaderas intenciones, yo lo sabía, yo le conocía, aquel supuesto caballeroso marqués no era más que un apestoso niño malcriado consentido por sus padres. Él se llama Arkyn.-Explicó Malon
-¿Arkyn? ¡Pues vaya nombre!
-Nuestro querido reino ahora es un terrible lugar lleno de caos y discordia. Los monstruos ahora viven como si fueran hylianos normales. Los que son 'ciudadanos normales' se suelen asustar de los que no son como ellos.
-¡Claro! ¡Por eso ese moglin se asustó al verme!
-¡Exacto! Ahora TODO ha cambiado. TÚ eres el único que puedes cambiar el terrible destino que aguarda la ahora escasa raza hyliana. ¡Combate al malvado y trae de nuevo la paz a Hyrule, chico del bosque!