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Leer es vida

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domingo, 27 de enero de 2013

Símbolo-manía!!

Aquí os dejo símbolos para poner en tu pc, tablet o movil, espero que os sirva de ayuda :)

_______________________________________________________________

Corazones:

❤ ❥ ♡ ♥ ღ ɞ

Flores:
❀ ✿ ❁ ✾ ✽ ❃ ❋  


Mariposas:

 Ƹ̴Ӂ̴Ʒ

 ƸӜƷ 
 εїз 


Notas musicales:♪ ♫ ♩ ♬ ♭ ♮ ♯
Estrellas:
★ ✩ ✮ ✯ ✰ ☆ ⋆╰☆╮✡ ۞ 


Ajedrez fichas negras:
♛ ♚ ♝ ♞  ♟

Ajedrez fichas blancas:


♔ ♕ ♖ ♗ ♘ ♙


Manos apuntando:
☚ ☛ ☜ ☝ ☞ ☟ 
Cruces:
☩ ☨ ☦ ✙ ✚ ✛ ✜ ✝ ✞ ✠

Smile: 

Copos de nieve:

❇ ❈ ❅ ❄ ❆

Hombre de nieve:




Símbolos de la luna
:

☾ ☽

Clima:

☼ ☀ ☁ ☂ ☃ ☄

Poker:

♠ ♥  ♦ 

 ♡ ♢ ♤ ♧ 


Religión y creencias:

  ✞  ☮ ☥ ☦ ☧ ☩ ☪ ☫ ☬ ☭ 

Símbolo de Ying Yang: ☯ 
Símbolos de Paz: ✌ 

 zodiaco y horóscopo:

 – Aries 
♉ – Tauro
 – Geminis
 – Cancer 
 – Leo 
 – Virgo 
 – Libra 
 – Escorpion
 – Sagitario 
♑ – Capricornio 
 – Acuario
 – Piscis 


 Infinito: 

Símbolos riesgo radioactivo y biológico

☢ ☣
Símbolos de escritura 

✉ ✍ ✎ ✏ ✐✑✒ 

Símbolo avión: 

Símbolos tijeras:  ✂ ✄ 

Símbolo de verificado: ✓ Teléfonos:   ☎ ☏ ✆ 
  
Reloj de arena y de manecillas: ⌛ ⌚

Calavera: 

Comida: 

Cara jarrón: 

Círculo dividido: 


Decoración: ๑ ۩ ۞


Numérico:

①②③④⑤⑥⑦⑧⑨⑩ ⑪⑫⑬⑭⑮⑯⑰⑱⑲⑳

Abecedario:


ⒶⒷⒸⒹⒺⒻ ⒼⒽⒾⒿⓀⓁ ⓂⓃⓄⓅⓆⓇ ⓈⓉⓊⓋⓌⓍ ⓎⓏ
ⓐⓑⓓⓔⓕ ⓖⓗⓘⓙⓚⓛ ⓜⓝⓞⓟⓠⓡ ⓢⓣⓤⓥⓦⓧⓨⓩ
Símbolos orientales


㊊㊐㊋㊌㊍㊎㊏ ㊐㊑㊒㊓㊔㊕㊖㊗
㊀㊁㊂㊃㊄㊅㊆ ㊇㊈㊉

sábado, 19 de enero de 2013

-Frase del día-

<La sonrisa es una de las más bellas armas con las que contamos para defendernos del dolor. Encarar cada día con una sonrisa no solucionará todos nuestros problemas, pero al menos nos ayudará a sentirnos mejor.>

(El dibujo está hecho por mí)

lunes, 14 de enero de 2013

Aroa en el reino de Skyland-Aroa (Edición Especial)

Aroa es una chica muy creativa y es la creadora del asombroso mundo de Skyland, el cual creo en un caluroso día de verano...
Ella es una chica con el pelo castaño oscuro y ojos grandes y oscuros.
Aquí os dejo un dibujo que yo misma hize con la opinión de un amigo mío (Nicolás)... Espero que os guste :)

Por ahora eso es todo lo que puedo decir de Aroa y cuando hayan más cosas.... Ya os las enseñaré :3

Aroa y el Reino de Skyland Parte 3


Cruzaron una puerta que de la nada apareció. Y en menos de dos segundos llegaron a un palacio, el palacio real de Skyland.
-Es tal como lo imaginé-Dijo emocionada
-Debemos pasar a la sala-Comento uno de los fuvinos
-Sí-Dijo Aroa
Cruzaron un largo pasillo lleno de cuadros y alfombras y llegaron a un gran salón.
-¿Eres tú la creadora?-Preguntó el rey
-Sí, soy yo, me llamo Aroa y…
-Estamos encantados de que hayas venido,-Interrumpió el rey- necesitamos urgentemente tu ayuda.
-¿Mi ayuda? ¿Qué debo hacer?-Preguntó curiosa
-Debes ayudar al reino eliminando al malvado brujo y también debes encontrar a nuestro querido príncipe.-Contestó
-¿Yo sola? ¿No hay ningún ejército que se pueda encargar de algo así o… no sé?
-Nuestro ejército fue terriblemente masacrado hace un par de días…-Dijo la reina un tanto triste- Pero, no irás sola, joven muchacha, te acompañará el espíritu azul, un gran aliado durante la aventura, con él, TODO será posible.-Al momento le entregó un frasco el cual abrió y salió un gas extraño que poco a poco fue sacando una forma humanoide
-Es un hada… Es preciosa-Exclamó
-Gracias-Agradeció el pequeño ser- Espero serte de utilidad durante el camino
-También deseamos entregarte la espada de zafiro, la cual contiene un poder mágico oculto que solo tú podrás descubrir… Y este collar especial que te protegerá.
Pasaron unos minutos y ambas (refiriéndome al hada y a la chica) salieron del castillo.
-Bueno, pues aquí empieza la hazaña…-Comentó Aroa

lunes, 7 de enero de 2013

Relato Medieval -Mi Peregrinación a Santiago-


Corría el año 1034, mi vida giraba en torno a Dios, la familia y mi reino. Crecí en una familia
profundamente temerosa ante la llegada del fin del mundo con el nuevo milenio. Por eso, mis
padres, ante las voces catastrofistas de muerte y destrucción, se mostraron agradecidos por
la bendición de un hijo primogénito varón que cuidara sus escasos bienes y sus referentes
cristianos. Mi infancia transcurrió entre los reinos de Pamplona y Castilla, pues mis padres
eran pastores trashumantes que pasaban enormes penalidades tanto en un reino como en otro,
pues nuestra baja condición social, no nos permitía establecernos realmente en ningún punto.
Aún así, nos sentíamos ligados a nuestro buen rey Don Sancho III. Gran señor, culto, poco
batallador, quizás debido al debilitamiento islámico, pero abierto a la expansión de las zonas
urbanas y comerciales. El camino de Santiago, con una expansión renacida, adoptó por aquel entonces la moneda
de vellón y también la moneda de plata como imitación del sistema Franco, a todos se nos hizo
extraño al principio pero no tardamos demasiado a adaptarnos a las nuevas costumbres económicas.
El nuevo milenio trajo un renovado sentimiento cristiano a los símbolos de nuestros ancestros.
Los viajes de los peregrinos a la tumba del Apóstol Santiago procedían de lugares tan remotos como la galia o
tierras anglosajonas. Para mis abuelos hubiera sido impensable dedicar meses en una
peregrinación, pues hubiera sido una ruina económica familiar, sin embargo, un golpe de suerte
cambió mi historia: Quiso Dios que mis padres encontrasen un pequeño tesoro enterrado por
los musulmanes y en agradecimiento a nuestro señor por haber roto nuestra triste economía de subsistencia (casi de invisibilidad),
decidieron que emprendiera mi viaje, pues ellos estaban mayores, no en años sino en
sufrimiento, y yo como primogénito, tenía el honor y el deber de complacerles, al fin y al cabo,
habíamos sobrevivido al milenio.
Emprendí mi viaje con apenas 14 años, pero sin embargo, yo me consideraba un hombre porque
siempre había trabajado duro solo para tener un trozo de pan negro y un pedazo de queso rancio
y aún así, era dichoso porque no me faltaba lana con la que abrigarme pues mi madre hilaba la lana
de nuestras ovejas y nos hacía toscos vestidos que nos abrigaban en los más duros inviernos. Mis abuelos
vivían con nosotros. Desdentados y encorvados por años de duros trabajos, ya no podían generar ingresos económicos
a la familia, pero sin embargo, nos trasmitían todo su saber ético donde lo importante era quien eres, no
lo que tienes, por ello crecí como persona y como buen cristiano. Nunca envidié al que tenía más
aunque, es evidente que necesitaba más, pero agradecía lo poco que tenía, pues a mi alrededor,
la hambruna era tristemente, lo más cotidiano. Recuerdo cuando paseaba con mi anciana tía por la zona de
Roncesvalles (Navarra), donde ahora vivíamos y pasábamos cerca de la capilla de Sancti Spiritus,
donde se enterraban los combatientes francos.
Cuando fui a preparar mis cosas, cogí el viejo zurrón de mi padre que todavía conservo y metí una muda de lana
de ovejas merinas que mi madre había hilado en la rueca que había heredado de mi abuela, una cuchara y un tenedor que mi padre talló
especialmente para mi peregrinación junto con un cuenco de madera de haya resistente a los golpes para mi largo viaje; pues, según él me dijo, con un
cuenco de barro, nunca sabría si se conservaría intacto o no por los golpes que recibiera mi atillo al dejarme caer en cualquier recodo del camino, y
mi abuela, ciega por su avanzada edad, me dio sus bendiciones pues fue ella quien hizo los honores de entregarme el cuenco y dijo que así
jamás me faltaría algo caliente para llevarme a la boca, al mismo tiempo que me entregaba una roída manta marrón desgastada por los años
y por el uso de varías generaciones. Noté la mirada vacía de mi abuela perderse en un mar infinito de nostalgia, ella sabía que el viaje era largo,
también sabía de su enfermedad y, tal vez, esa fuera la última vez que nos viéramos.

Me calé mi sombrero de ala ancha para protegerme del sol, pues estábamos en julio,  pero también me sería útil para los fríos días que estaban
por venir. Las claras noches me dejaban divisar el cielo lleno de estrellas que indicaban mi camino hacia Santiago
y el día que tenía suerte encontraba una morada en la que me daba cobijo,
pero, en la mayoría de las veces, solo tenía el el cielo como techo. Buscaba las señales de los hospitales para los peregrinos porque allí me
atenderían gratuitamente o, en su defecto, buscaría alguna casa en la que alojarme por unas cuantas monedas.
Mis pies estaban acostumbrados al camino, pues no había hecho otra cosa desde que nací, pues siempre deambulaba con
mis padres de un lado a otro. Pero la soledad de las noches y los días y el sonido
de mi estómago a veces me hacía dudar de si había hecho bien en emprender el viaje; pero mi fé y el respeto a mis mayores, me impulsaba
a continuar.
Al llegar a Najera, el ropaje de los habitantes delataba que había llegado a una urbe en expansión, sin embargo, la mendicidad se
palpaba en cada esquina. Pasé la noche en un hospedaje del obispado donde me dieron de cenar una sopa de cebolla acompañada de
un vino amargo. Las grandes casas de piedra permanecieron mucho tiempo en mi retina mientras recorría mi camino.

El verano agonizaba dando paso al otoño. Mi roída manta ya empezaba a ser insuficiente así que cuando llegué a León, por un
vellón me compré otra nueva, esperando así superar el duro camino que me quedaba por hacer, no sin antes haber comprado algo
de tocino ahumado y carne de vaca seca, es decir, cecina. En la villa vi a los maestros de obra afanosos en la construcción de
la Basílica de San Isidro. Me quedé durante un rato observando la labor de los picapedreros quienes preparaban los capiteles para
el nuevo templo. Me sentí admirado por la labor de los hombres para lavar la obra de Dios. Hablé con el maestro de obra, quien
me miró con desdén, pues solo vió en mí a un muchacho a quien no conocía y, evidentemente, no era rico, mientras que él era una persona bien retribuida por su
trabajo. Sin embargo, mis preguntas sobre su oficio debieron gustarle y aunque al principio se mostró antipático, tras una breve conversación,
no le importó explicarme que el proyecto que estaba ejecutando era grandioso y que su obra tendría planta de cruz latina, como todas las de
su época. Mientras me alejaba de León por su calzada romana, recordé la ciudad de Logroño, mucho más protegida por su muralla pero sin
embargo enormemente cálida por sus gentes, el pasado batallador de los logroñeses, no hacía de esta ciudad un lugar frío sino una urbe para llevar
también en el corazón.
La vía romana de León me condujo hasta Astorga. El ganado ovino, en su mayoría churras, se mezclaban con las vacas autoctonas, en su mayoría
rubias. Los lugareños creaban según decían unos dulces muy especiales hechos con mantecas, pero las escasas monedas que quedaban en mi
zurrón, no me permitieron saborearlos.
Comenzaba el invierno. Mis pies marcaban las únicas huellas que habían en el camino, al cruzar un pequeño puente que habían legado los romanos,
contemplé el escaso caudal del Miño que bajaba pacífico, casi dormido. Casi parecía un arroyo comparado con el afluente del Ebro, el Orbigo, cuyas bravías
aguas había contemplado tiempo atrás.
Admiré las murallas de la ciudad de Lugo y al cruzarlas, me encontré con una ciudad vibrante y un magnífico mercado donde se vendían productos
de los más diversos orígenes. Pasé la noche en una casa de postas en un rincón húmedo, sucio y maloliente. Sin embargo, por la mañana llenaron mi
tazón con una deliciosa leche que no estaba bautizada y continué con nuevas energías mi viaje.
A medida que mi cuerpo estaba más cansado, pero mi espíritu más feliz, me encontraba con más gente que venía de lugares tan lejanos como Burdeos,
Ginebra, Oporto,etc. No hablábamos el mismo idioma pero nos impulsaba el mismo ánimo. Las adversidades algunas veces se paran, pero la mayoría
de las veces nos unían, porque todos habíamos pasados por las mismas calamidades: Hambre, frío, incluso algunos de los peregrinos que conocí habían
sido desposeídos de sus bienes por algún indeseable.
El día 4 de enero de 1035, el sueño en el que había creído pero tantas veces pensé que iba a desvanecerse, porfín se veía cumplido, había llegado a
la ciudad donde se encuentra la tumba del Apóstol Santiago. La catedral estaba en plena remodelación, todo en ella se veía magnífico, tanto como
la fé que me había llegado hasta allí, recibí indulgencias plenarias y bendiciones por parte de la iglesia. Recoloqué mi vieira en mi sombrero y me
encaminé hacia Finisterre, el final de la Tierra pero no el de mi viaje.

martes, 1 de enero de 2013

Poema de Navidad -Papá Noel-

Queridos Lectores y Lectoras:
He aquí un poema navideño ya de paso que estamos por estas fechas. 
Espero que os guste :3
Hecho por mi (Cristina Iglesias)

Con la llegada de las fiestas, un niño se emocionó
y contento fue a comerse un polvorón.

Entro en la cocina miró sobre de la encimera
y... ¿Qué fue lo que vio?

Un hombre vestido de rojo, gordinflón
había entrado por la chimenea, 
había cruzado el salón.

Una risa calmó la mirada atemorizada del pequeño que, nerviosa
buscaba una explicación.

Miró sus ojos y el pequeño preguntó:
-¿Quien es usted, señor?

-Yo soy El Espíritu, yo soy la paz- Respondió
Yo soy aquel que busca tu felicidad. 
Traigo regalos, presentes, traigo cosas
para que disfrute la gente. Vengo una 
única vez al año... Y ahora niño... Dime 
si has sido bueno tú.