Link durmió aquella fría noche en el Rancho Lon Lon, dejando atrás los peligros de la noche y levantándose de vez en cuando para vigilar la zona de posibles ataques. Salió a primera hora y se despidió de Malon con un efusivo abrazo.
-Link, antes de que te vayas.. Me gustaría darte algo. Toma mi pañuelo. Así llevarás una parte de mí a donde vayas. ¡Suerte!-Gritó mientras la anciana figura de la mujer se fundía hasta no poder reconocer desde la lejanía.
Lo primero que decidió hacer fué visitar al Bosque Kokiri, donde había sido criado y donde tenía tanto buenos como malos recuerdos de su infancia.
Miraba el cielo y los pájaros que volaban alegremente recordando el pasado y pensando que simplemente debería cruzar de nuevo aquel espejo para volver a la realidad. Puede que todo fuese un sueño o una pesadilla... Puede que si cumpliera esta misión en este nuevo extraño mundo en el suyo verdadero todo fuera mal..
Aún así decidió seguir adelante. No iba a dejar a la gente que quería tirada. No. Hoy no.
Cruzó el corto puente que lo llevaba a la entrada de la aldea y no se sorprendió al ver que toda la gente seguía igual, que nadie había envejecido.
Lo primero que hizo fué visitar a Saria, entró en su casa y allí estaba ella. Ella ahora tenía el aspecto como si tuviese 17 años, era mucho más alta y su pelo había crecido un poco. Su vestido era algo más largo que los que solía llevar cuando los dos eran niños. Ambas miradas quedaron conectadas durante unos instantes hasta que ella, emocionada gritó de alegría:
-¡Link! ¡Sabía que no habías muerto!-Una lágrima calló suavemente sobre su mejilla mientras lo abrazaba. Él le acarició su verde pelo mientras ella lo abrazaba y el, algo conmovido le dijo:
-Recorreré más de mil lugares, pero nunca dejaré de pensar en ti. Lo sabes.
-Link... ¿Donde estuviste todos estos años..? ¡Estás igual!-Le dijo aún abrazándole.
-No lo sé.-Dijo él pensativo.- Es algo realmente difícil de explicar...-Acto seguido guardó silencio y su amiga pareció comprenderlo.
-Verás, no sé qué hiciste, donde estuviste ni nada de lo que ha pasado en todos estos años. Me gustaría decirte algo... Yo... Me he casado con Mido...-Murmuró escapándosele otra lágrima y abrazó más fuerte aún a Link.
Él se limitó a permanecer callado y sin decir palabra. Esa nueva noticia le sentó como una patada en el estómago. Se sentía verdaderamente dolido.
-Yo.. Me tengo que ir, hasta pronto Saria.-Se despidió soltándose suavemente de ella.
-La espera se hizo demasiado larga. Mucha gente dijo que tu incluso habías muerto, que habías formado una familia en tierras lejanas o que simplemente estabas viviendo aventuras, como siempre... Link... ¡Te quiero, siempre lo he hecho!-Entonces él se giró, la miró y sonrió, acto seguido volvió a entrar. La besó.
-Hasta pronto Saria...-Le dijo mirándole a los ojos dulcemente.
-Hasta siempre, Link...-Se despidió ella.
Salió de la aldea confuso y anduvo durante todo el día. Esta vez iba desorientado, no sabía donde debía ir, quizás si iba a Kakariko alguien le explicaría realmente lo que estuviera pasando.
Ahora el pueblo parecía que hubiese crecido, habían muchas casas más y especies de todo tipo conviviendo pacíficamente por lo que parecía. Quizás aquel hombre no fuera tan malo como Malon le había descrito..
Tuvo una fugaz idea: Iría a visitarlo vestido de incógnito para no ser reconocido.
Esperó a la noche para hacer algo de lo que no se sintiera muy orgulloso: Robó una capa y ropa en el mercado ya cerrado y utilizó el pañuelo de su amiga como si fuera una especie de máscara para taparse la parte inferior de su rostro. Sólo sus ojos se veían. También decidió cambiarse el calzado. Sustituyó sus queridas botas por unas sandalias normales y corrientes y, claramente se quitó su gorro verde.
Esa noche durmió en las afueras, bajo un árbol y allí tuvo un hermoso recuerdo:
<Se encontraba en palacio, todo era normal, ya habían pasado años, él había cumplido los 19 hacía poco junto con su querida princesa y la paz reinaba en Hyrule...>
Se despertó nada más el primer rayo de Sol y decidió ponerse en marcha. En unos minutos estaría de nuevo dentro de la ciudad y, quizás, ese mismo día conociera al gobernante de lo que ahora se llamaba Antrikar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario