Cánticos de la noche -Capitulo 1: El mensaje de los espíritus-

El viento soplaba pacíficamente. Oinaneb esperaba impaciente en la llanura Terinochi.
-¡Saori!- Gritaba Oinaneb furioso- ¡Saori! Estúpida humana...-Murmuró- ¡Exijo que salgas de donde estés!
-A mi nadie me dice lo que debo hacer.-Respondió Saori clavándole la espada en el pecho-El último
de los demonios grises de las montañas del este... ¡Por fin!-Suspiró.
Saori cabalgó hasta Yamonosima, el lugar donde habitaban los espíritus más cercanos de esa zona.
Al llegar, ya había anochecido. Saori se adentró en una cabaña de aspecto humilde que tenía las puertas
de par en par y que, en un lado de la pared ponía: 'Si no sabes el camino que te tiene que guiar, si no
sabes donde estás, entra en esta cabaña y un consejo tendrás'. Habían dos espíritus. El de la izquierda
más grande que el de la derecha, lo que significaba que tenía más poder.
-Siéntate, hija de la Madre Tierra.-Ordenó el espíritu de la izquierda.
Ella se sentó.
-Dime... ¿qué pasa?-Preguntó el mismo espíritu.
-He aniquilado al último demonio gris de las montañas del este. ¿Qué camino he de tomar para
finalizar con los espíritus impuros?-Preguntó Saori
El espíritu de la izquierda le hizo un gesto al de la derecha, este se levantó de la alfombra donde
estaba sentado y pronunció unas extrañas frases en un idioma desconocido. Una nube de humo
blanco surgió de la nada y, de repente, en las manos del espíritu apareció un pergamino azul turquesa.
-Léela-Le pidió el espíritu que había hecho el encantamiento.
La muchacha abrió el pergamino con su cuchillo de piel de dragón. La carta decía: 'Quien lea este papiro,
debe dirigirse a la ciudad de Serusa, al Oeste de las Tierras de Chiyo.'
Chiyo era la emperatriz de la zona en la que vivía Saori. Era una mujer tranquila, generosa y justiciera,
todo su pueblo la adoraban, incluidos la mayoría de extranjeros que pasaban por allí.
-¿Serusa...?-preguntó extrañada Saori-Nunca había oído hablar de ese lugar...
-Tranquila, si el escrito dice que ese debe de ser tu actual destino, ese debe ser. No hay que cambiarlos,
hay que respetar las normas del pueblo de Hakushoku hikari y lo sabes.-Le dijo con una voz serena el
espíritu de la izquierda.
-Sí.-Asumió-Haré lo que dice... Partiré en este instante.
-Espera...-le dijo el espíritu de la derecha- Llévate el pergamino contigo. Simplemente, porque te servirá de
ayuda al entrar a ese lugar desconocido para ti. Cuando necesites ayuda chilla: ¡Heto! y di en voz alta lo que
necesites.
-Gracias.-respondió.