Blog dedicado a todos aquellos que les gusta utilizar su imaginacion y desarrollar su mente... Hay muchas puertas... ¿Te atreves a abrirlas todas?
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lunes, 14 de septiembre de 2015
Una pequeña parte de mi historia
Cuando era pequeña, tan pequeña como para no tocar con los pies el suelo mientras estaba sentada, mis padres me llevaban a pasear al campo muy a menudo y, de ese modo, me enseñaban pequeñas cosas sobre la naturaleza. Mi madre señalaba los árboles, nombrándolos con extrema dulzura y mi padre, desplegaba un mantelito y lo colocaba cuidadosamente en el suelo para tumbarnos sobre el y así observar cómo pasaban las nubes, compartiendo historias de lo más emocionantes. Hoy en día sigo disfrutando de estos momentos de la vida, ya he cumplido los dieciséis años y el 'poco' tiempo que llevo aquí he aprendido que, como un árbol o una diminuta flor, nosotros vamos creciendo poco a poco, aprendemos de lo que nos rodea y después, cuando ya hemos alcanzado la madurez nos expandimos para que otros aprendan de nuestras experiencias.
viernes, 10 de julio de 2015
Entendez-Vous?
Hola!
Hoy os voy a dejar una canción;
Se llama "Entendez-Vous" y es de Cécile Corbel. Sinceramente, encuentro esta canción realmente emotiva y me encanta. Espero que a vosotros también os guste.
Os dejo aquí la letra en francés:
Espero que os guste tanto como a mí. Muchos abrazos y hasta pronto!!
Hoy os voy a dejar una canción;
Os dejo aquí la letra en francés:
C'est une histoire
Du temps passé
Échappée d'un songe
Simple mensonge
Ou vérité
Pour qui veux l'entendre
Auprès d'un chêne
Abandonné
Un enfant repose
Dans un carré de laine
Et l'arbre assoupi
Étends ses branches
" Berce l'enfant
tout contre lui"
Refrain:
Entendez-vous là-haut
Cette chanson comme une symphonie
resteront- elles closes
Les portes vers le paradis?
L'enfant s'endort
Paupières closes
Si loin de chez lui
Toutes les étoiles du ciel
Vont le veiller ensembles
Du fond de la nuit
"Couvre l'enfant
Manteau d'argent"
Refrain:
Entendez-vous là-haut
Cette chanson comme une symphonie
resteront- elles closes
Les portes vers le paradis?
Entendez-vous là-haut
Cette chanson comme une symphonie
resteront- elles closes
Les portes vers le paradis?
Messire le Vent
Je vous en pris
Entendez ma cause
Vous qui soufflez au dehors
Menez l'enfant
Sur le dos de la brise
"Portez l'enfant
Dans son berçeau"
Refrain:
Entendez-vous là-haut
Cette chanson comme une symphonie
resteront- elles closes
Les portes vers le paradis?
Entendez-vous là-haut
Cette chanson comme une symphonie
resteront- elles closes
Les portes vers le paradis?
miércoles, 10 de junio de 2015
¿Qué es el tiempo?
¿Qué es el tiempo sino un vahído de horas, minutos, segundos y momentos?
¿Qué somos nosotros? ¿Qué es lo que nos rodea? Puede que las palabras se las lleve el viento,
pero el silencio siempre está ahí, de fondo... Expectante a que alguien calle para ser el centro de atención.
¿Qué es la muerte sin la vida? ¿Qué es la vida sin la muerte? Todo génesis tiene su némesis. Incluso los polos que se repelen algún día llegarán a besarse. La vida sin la muerte es la eternidad, la monotonía, el aburrimiento y la tristeza de ver cómo todos aquellos a los que amarás se desvanecerán con el transcurso del tiempo, como arena removida en el desierto.
lunes, 1 de junio de 2015
Miradas
La luz de la calle me distraía, así que decidí bajar la persiana. Me acerqué y mirando a través de las cortinas vislumbré la figura de un chico asomado en la ventana de enfrente. Intentaba cerrar las aberturas de la misma sin mucho éxito. De pronto, nuestras miradas se cruzaron: fue un choque silencioso pero a la vez sentí cómo una extraña melodía se paseaba por mi ser. Fue una sensación que apenas duró unos simples segundos, pero que de cierto modo me causó curiosidad.
Pasados cinco minutos de haber bajado la persiana me puse de nuevo de pie, me acerqué a la ventana y subí ligeramente la persiana, asomándome por las rendijas para ver si aún seguía ahí. Pero se había ido, ya era demasiado tarde... Estos momentos son como las estrellas fugaces, que nos deleitan con su llegada, pero su partida es inevitable. Llegan en unas décimas de segundo, pero cuando ya has pedido el deseo ya se han marchado.
Pasados cinco minutos de haber bajado la persiana me puse de nuevo de pie, me acerqué a la ventana y subí ligeramente la persiana, asomándome por las rendijas para ver si aún seguía ahí. Pero se había ido, ya era demasiado tarde... Estos momentos son como las estrellas fugaces, que nos deleitan con su llegada, pero su partida es inevitable. Llegan en unas décimas de segundo, pero cuando ya has pedido el deseo ya se han marchado.
martes, 21 de abril de 2015
Whenever (Whatever Part II)
I remember the last time we were happy. When we take your motorbike and we decided to run away and escape from all the chains that join us to an imperfect world, to the boring routines, to monotony. So we left everything back, even our helmets. And this is the result. We were full of love and craziness. You whispered to me that morning: 'Whenever you want we can leave this situation, I can control it". And I almost lose my life, your life, all we had because of that, because of that precipitated idea.
domingo, 19 de abril de 2015
Whatever
-Just say me something
+What do you wanna know about this?
-All happened so fast... And i need to apologize
+...
-You have to believe me. Please, do you know how i'm feeling right now?
+Seriously?
-Do you remember when we first...
+Stop. It's enough
-Ok. I can imagine what will come after all this. I have been so stupid.
+...
-And i'm gonna lose you because of this, because of my fuck#ng fault
+Sure.
- Why do you act like that? You are so stressful
+... And you are so annoying. I don't know why you still here.
-Because I love you.
+Then why do you did that? Why did you broke this?
-...
+I see... Now you're the one who is in silence, you're the one who is stresful. Do whatever you want to do, I'm so tired.
-Then i should leave.
+I think so.
-Please, give me one more chance, i'm going to change, I promise you, please, I NEED YOU.
+I also need myself, but i'm so broken in this moment i can't do anything.
-So this is a "Good bye"?
+... Maybe just a "See you later". I need time to think. Whatever.
+What do you wanna know about this?
-All happened so fast... And i need to apologize
+...
-You have to believe me. Please, do you know how i'm feeling right now?
+Seriously?
-Do you remember when we first...
+Stop. It's enough
-Ok. I can imagine what will come after all this. I have been so stupid.
+...
-And i'm gonna lose you because of this, because of my fuck#ng fault
+Sure.
- Why do you act like that? You are so stressful
+... And you are so annoying. I don't know why you still here.
-Because I love you.
+Then why do you did that? Why did you broke this?
-...
+I see... Now you're the one who is in silence, you're the one who is stresful. Do whatever you want to do, I'm so tired.
-Then i should leave.
+I think so.
-Please, give me one more chance, i'm going to change, I promise you, please, I NEED YOU.
+I also need myself, but i'm so broken in this moment i can't do anything.
-So this is a "Good bye"?
+... Maybe just a "See you later". I need time to think. Whatever.
sábado, 11 de abril de 2015
Ababol
Una nueva estación nace ante nosotros, como siempre, año
tras año. De la tierra emergen tímidas las primeras plantas, las amapolas entre
ellas. Empiezan a abrirse y mostrar sus pétalos saludando a la recién llegada
primavera.
Encuentro fascinante la fuerza de estas florecillas
silvestres. El tiempo parece descolocado, hay días en los que llueve y el cielo
está completamente tapado por un mar de nubes y otros en los que sale el sol
radiante, y hace un día precioso y perfecto.
Cuando no deja de llover, como en estas pasadas Fallas, la
gente procura salir lo más mínimo de sus casas –parece que tengan miedo a lo
que nos ha dado la vida–. Cuando hace este tiempo y sales a la calle
protegiéndote con el paraguas a mí, personalmente, me gusta mirar hacia abajo,
ver cómo se estrellan las gotas contra el suelo, haciendo una casi insonora
explosión en miniatura que en ocasiones moja desde ya pueden ser nuestros
zapatos o la cara.
El sonido del móvil me despierta a diario, saco mi mano de
entre las sábanas y la parafernalia que me cubre, que me envuelve dándome
sensación de absoluta seguridad en ese pequeño refugio que conocemos
vulgarmente como cama. Me tapo de nuevo, somnolienta y cubro mi cabeza con la
colcha nueva que hacía dos semanas que mi madre había comprado en la tienda de
cosas para el hogar en la “Calle Quart”, a unas manzanas de mi casa. Me desperezo
por última vez en el interior de mi madriguera antes de volver a dormirme y de
pronto, como si tan solo hubieran pasado apenas segundos oigo a mi abuela que
me dice:
-Cristi, son las siete y media.-Me destapo y la veo de pie,
mirándome cariñosa pero al mismo tiempo seria, con esa pose que tanto la
caracteriza, con los brazos en jarras. La luz de la lamparita me molesta y me
vuelvo a tapar instintivamente.-Cristi.-Repite, esta vez, algo más
nerviosa.-Que es tarde…
Intento salir de la cama, pero tengo la sensación de que hay
algo encima de mí, algo que me impide levantarme, pero mi abuela parece no
comprenderlo y vuelve a decir mi nombre.
-Ya voy…-Suspiro saliendo a duras penas de la cama.
-No te tendrías que acostar tan tarde entresemana-Me
aconseja mientras me abraza.
Afirmo con la cabeza y me voy a desayunar, como todas las
mañanas en los días de colegio, me espera un té recién sacado del microondas y
después el ponerme el uniforme y todo lo demás que he estado siguiendo durante
los doce años que llevo en mi colegio.
Vuelvo al cuarto y veo a mi abuela, que me había hecho la
cama y que me vuelve a recordar:
-Son menos veinticinco.-Y señala a su amado reloj, el que mi
tío le había regalado hacía ya algo más de diez años y ella no se había despegado
de él desde entonces.
De pronto oigo la voz de mi madre, recién levantada también
que llama a mi abuela. Mientras que me cambio escucho la conversación:
-Ha vuelto, como todas las mañanas.-Decía emocionada en voz
baja-Sígueme sin hacer ruido.-Y las oigo caminar hasta la cocina.
-Parece una golondrina-Comenta -Pero es otro tipo de ave…
Será un pájaro silvestre. No cómo esos de jaula… No-Rectificó- Ningún pájaro es
de jaula.
Entonces volvía mi abuela a la habitación, yo ya estaba casi
lista para irme a la escuela.
-Es tarde-Insistía.
-Ves a atar a Pluto-Contestaba.
Ella siempre me acompaña al autobús, con mi perro, Pluto, un
teckel (o perro salchicha) completamente negro. Durante ese rato de espera nos
gustaba hablar, comentar las cosas del día anterior, contarnos los sueños que
habíamos tenido aquella noche o simplemente me ponía a escucharla a ella, que
me contaba todo tipo de anécdotas de sus “tiempos mozos”.
-Voy llamando al ascensor-Me anunciaba cuando ya le había
puesto la correa a mi perro. Sus ojos ambarinos se clavaban en los míos-Que ya
son menos diez.
Mi hogar parecía la “Casa de las horas”, en la que los
segundos pasaban como minutos, sobre todo por las mañanas, cuando más remolona
estaba. Sabía perfectamente que el autobús vendría a las ocho. Al fin, recogido
todo salía de casa y me despedía de mi madre.
-Que tengas un buen día-Respondía ella con aquella mirada de
complicidad que solo nosotras dos compartimos.
La puerta se cerró tras de mí y nada más bajar a la calle me
pareció ver el pájaro que mi madre describía, en el balcón de enfrente,
acurrucado en una bola de plumas y refugiándose de la fría lluvia de abril.
miércoles, 8 de abril de 2015
Proceso Creativo [BLOG EN MANTENIMIENTO]
He de admitir que estoy perdiendo la costumbre de subir entradas al blog, es como si una parte de mí se estuviera yendo, como si se desvaneciera con los años... Y eso realmente me da rabia, porque expresarse sin miedo es crear la libertad de uno mismo y, bueno, yo quiero continuar con esa sensación, que permanezca siempre ahí y aunque muchas veces me diga a mí misma: "Oh, sí, dentro de nada escribiré algo y me sentiré orgullosa de mi trabajo..." No siempre cumplo mi palabra, como podéis comprobar. Así que nada, quiero anunciaros que ahora sí que sí, que sí, que sí, sí, sí. ESTOY EN PROCESO CREATIVO. Estoy haciendo un proyecto sobre la historia que inspiró para abrir este blog.
Así es, esa es mi decisión por el momento, os iré adelantando cosas y cuando acabe con esto, lo más seguro es que lo suba en formato pdf o a ver como lo hago, pero de manera que quede muy chulo y al alcance de todos.
Finalmente deciros que muchísimas gracias por leerme, que vosotros sois quienes me motivais a seguir escribiendo, sobretodo bloggers, que también aspiran como yo a hacer de este, un lugar mejor gracias al toque creativo que le ponemos a la vida.
Animo a todo el mundo a ser uno mismo, a pensar de forma independiente y de hacer lo que su corazón mande, a hacer de su vida, un arte.
Muchos abrazos,
Cris :)
Así es, esa es mi decisión por el momento, os iré adelantando cosas y cuando acabe con esto, lo más seguro es que lo suba en formato pdf o a ver como lo hago, pero de manera que quede muy chulo y al alcance de todos.
Finalmente deciros que muchísimas gracias por leerme, que vosotros sois quienes me motivais a seguir escribiendo, sobretodo bloggers, que también aspiran como yo a hacer de este, un lugar mejor gracias al toque creativo que le ponemos a la vida.
Animo a todo el mundo a ser uno mismo, a pensar de forma independiente y de hacer lo que su corazón mande, a hacer de su vida, un arte.
Muchos abrazos,
Cris :)
domingo, 8 de marzo de 2015
La casualidad se esconde debajo del roble
Las caminatas vespertinas que solía hacer los viernes eran monótonas, había llegado a tal punto que ya no tenían nada de nuevo ni de emocionante, pero servían para zambullirme de pleno en el fin de semana y desconectar del colegio y los exámenes. Recuerdo perfectamente cómo decidí romper con aquella rutina, aquel día en el que, desviándome de mi sendero habitual, me encontré cara a cara con algo inesperado.
No sentía miedo, inseguridad ni vacilé en hacerlo, por el contrario, estaba tranquila y me agradaba bastante la idea de alterar mi costumbre. Justo en el momento en el que debía girar junto a los juncos a orillas del riachuelo por el que siempre pasaba, decidí seguir recto, y explorar y descubrir qué era aquello que había más allá de las frondosas plantas que se movían al compás de la calurosa brisa del mes de junio. Recuerdo cuando me paraba a descansar ya pasado ese tramo, y me imaginaba qué podría haber en el próximo recodo que se fundía con la maleza escondida vagamente entre las zarzamoras, que empezaban a descubrir sus frutos con la llegada del verano.
Había un par de carteles clavados en la tierra que advertían al senderista de un terreno sin asfaltar y, por lo tanto lleno de socavones y pedruscos que incomodarían mi paso, sin embargo, caminé relajadamente creando mi propio camino y caprichosamente agarré una mora que, para mi desgracia aún estaba demasiado verde y tras escupirla, un desagradable sabor amargo me acompañó hasta que, momentos después me resbalé y empecé a rodar ladera abajo hasta llegar a los pies de un roble que paró bruscamente mi caída, dejándome una pequeña herida superficial en la rodilla. Me levanté y mientras sacudía mi ropa me pareció que el mismo árbol me pedía disculpas, invitándome a curiosear, de alguna manera, en la madriguera que ocultaba en su base. Me quité la mochila y saqué la linterna para iluminarme, para mi sorpresa cuando la encendí y me asomé, ví conmovida cómo un par de ojitos castaños me miraban temblorosos y confusos, y observé que retrocedían para protegerse, un pelaje cobrizo y joven que pretendía esconderse en su refugio, porque yo lo estaba invadiendo y él estaba asustado, sin saber qué hacer. Me retiré en seguida, para no molestar más al pequeñín, un sabor dulce y compasivo sustituyó al anterior. Decidí volver a mi casa y fue al día siguiente cuando me percaté que la mirada del zorro había hecho mella en mí y necesitaba saber que seguía ahí, cerciorarme que estaba bien y asegurarme que su madre ya había vuelto a por él o qué era lo que había pasado… Seguí el mismo camino que el del día anterior, preguntándome si habría más cachorros. Llegué hasta el viejo roble, me agaché con precaución, intentando no sobresaltar a su pequeño huésped, y un sentimiento de desasosiego inundó mi ser al ver que ya no estaba. Sentí algo de rabia al comprobar que ya no se encontraba allí, pero en cierto modo me alegré, lo más probable sería que su madre hubiera ido a por él y se lo hubiera llevado a otro escondite para no ser descubierto de nuevo.
Me giré sorprendida al oír un agudo gemido que parecía seguirme. Enternecida me di cuenta que ya no paseaba sola.
No sentía miedo, inseguridad ni vacilé en hacerlo, por el contrario, estaba tranquila y me agradaba bastante la idea de alterar mi costumbre. Justo en el momento en el que debía girar junto a los juncos a orillas del riachuelo por el que siempre pasaba, decidí seguir recto, y explorar y descubrir qué era aquello que había más allá de las frondosas plantas que se movían al compás de la calurosa brisa del mes de junio. Recuerdo cuando me paraba a descansar ya pasado ese tramo, y me imaginaba qué podría haber en el próximo recodo que se fundía con la maleza escondida vagamente entre las zarzamoras, que empezaban a descubrir sus frutos con la llegada del verano.
Había un par de carteles clavados en la tierra que advertían al senderista de un terreno sin asfaltar y, por lo tanto lleno de socavones y pedruscos que incomodarían mi paso, sin embargo, caminé relajadamente creando mi propio camino y caprichosamente agarré una mora que, para mi desgracia aún estaba demasiado verde y tras escupirla, un desagradable sabor amargo me acompañó hasta que, momentos después me resbalé y empecé a rodar ladera abajo hasta llegar a los pies de un roble que paró bruscamente mi caída, dejándome una pequeña herida superficial en la rodilla. Me levanté y mientras sacudía mi ropa me pareció que el mismo árbol me pedía disculpas, invitándome a curiosear, de alguna manera, en la madriguera que ocultaba en su base. Me quité la mochila y saqué la linterna para iluminarme, para mi sorpresa cuando la encendí y me asomé, ví conmovida cómo un par de ojitos castaños me miraban temblorosos y confusos, y observé que retrocedían para protegerse, un pelaje cobrizo y joven que pretendía esconderse en su refugio, porque yo lo estaba invadiendo y él estaba asustado, sin saber qué hacer. Me retiré en seguida, para no molestar más al pequeñín, un sabor dulce y compasivo sustituyó al anterior. Decidí volver a mi casa y fue al día siguiente cuando me percaté que la mirada del zorro había hecho mella en mí y necesitaba saber que seguía ahí, cerciorarme que estaba bien y asegurarme que su madre ya había vuelto a por él o qué era lo que había pasado… Seguí el mismo camino que el del día anterior, preguntándome si habría más cachorros. Llegué hasta el viejo roble, me agaché con precaución, intentando no sobresaltar a su pequeño huésped, y un sentimiento de desasosiego inundó mi ser al ver que ya no estaba. Sentí algo de rabia al comprobar que ya no se encontraba allí, pero en cierto modo me alegré, lo más probable sería que su madre hubiera ido a por él y se lo hubiera llevado a otro escondite para no ser descubierto de nuevo.
Me giré sorprendida al oír un agudo gemido que parecía seguirme. Enternecida me di cuenta que ya no paseaba sola.
domingo, 1 de febrero de 2015
El Otoño de la señora Brown
El coche avanzaba rápidamente por la carretera. La mirada
distraída de Faith recorría los campos otoñales bañados en ocres y marrones,
pero no era capaz de visualizarlos, estaba recreándose en su mal humor enfurruñada
con sus padres por no haber ido al centro comercial con sus amigas. En su lugar
tenían que ir a ver a su abuela a la residencia. “¡Vaya planazo!”Pensó
irónicamente. El coche frenó. Se quedó asombrada al comprobar que ya habían
llegado. Sus hermanos bajaron rápidamente del vehículo en dirección a un
gigantesco montón de hojas secas amontonadas lánguidamente a la entrada del hogar
para mayores.
-¡Billy! ¡No lances a Jacob contra las hojas, que os vea la
abuela bien guapos!-Les decía la madre algo irritada.
“Lo que me faltaba”, pensó Faith. “Que además de mi padre
ahora también se mosquee mi madre”. Las puertas automáticas se abrieron
dándoles en la cara un golpe de calor que salía del recinto. La recepcionista,
Estela, les recordó que la anciana llevaba toda la mañana inquieta, esperando
su llegada.
-Estaba aquí hasta ahora mismo, debe haberse marchado a la
biblioteca.
-Está con sus viejos libros de historia, ¿no?-Wyatt le hizo
un guiño cómplice y amigable.
-Tu madre está donde siempre- Asintió sonriente.
A mano izquierda de recepción, tras pasar la sala
polivalente, en la que la mayoría de ancianos dormitaban delante del televisor
encendido en el canal de documentales, encontraron a Evelyn sentada frente a la
ventana, en un confortable sillón de orejas de color marrón. En su regazo, una
vieja caja de galletas de hojalata herrumbrosa y, apilados en el suelo, varios
volúmenes de la Segunda Guerra Mundial. Giró la cabeza al oír la voz de su hijo
anunciándole un jocoso: “¡Ya estamos aquí!”.
-¡Caray! Pensé que ya no veníais… Aquí los días se me hacen
años y la comida es un horror.
-Ay mamá… ¡Qué sibarita eres! Sabes que, como visitador
médico, conozco todos los centros geriátricos y tú solo te mereces lo mejor.
Pero claro, -puntualizó- no se está en ningún sitio como en casa.
-No hijo mío, no te estoy haciendo ningún reproche. Yo no
quiero ser vuestra carga, sabéis muy bien que fui yo quien os pidió que me
buscarais una residencia, porque tú con tu trabajo y Ashley siempre ocupada con
los niños y la oficina… No puede. No puede. No puede ser.
Wyatt empujó suavemente a los dos niños en dirección a su
madre y con un gesto de cabeza le indicó a su hija mayor que se acercara a
besar a su abuela. La joven Faith avanzó sin demasiado entusiasmo hasta ella,
besándola por puro compromiso. En su mente todavía revoloteaba la idea de una
tarde junto a sus amigas.
-Hija mía, qué guapa estás ¡Quien tuviera tus años!-dijo
Evelyn con nostalgia.
-Abuela, tu ya los tuviste, ojalá
llegue yo a los tuyos…-Con un tono repentinamente afectuoso. La relación entre
Faith y Evelyn siempre había sido extremadamente cordial a pesar de la
distancia de estados. La abuela siempre que podía tomaba un avión para
acercarse hasta Pensilvania desde St. Joseph, en Michigan.
-Evelyn, ¿no me digas que esa es
la vieja caja de fotos? Estuve buscándola creyendo que estaba todavía en tu
casa del lago.
-La vais a vender, ¿verdad?-Manifestó
la abuela con un tono afectado.
La inesperada pregunta dejó
desconcertados a los niños, que abrieron los ojos como platos.
-¿Cómo que se va a vender? ¿A
dónde iremos en las vacaciones? ¿Y mis amigos?-Preguntaron atónitos los
hermanos.
Un silencio llenó la estancia.
-A ver, Evelyn, enséñales a tus
nietos esas fotos.-Murmuró Ashley para desviar la conversación, pero fue en
vano, ya que aquella inesperada noticia obcecaba la mente de los más pequeños.
La abuela abrió con cierta
dificultad la vieja caja. “Está casi tan oxidada como yo.”Comentó.
-Va, abuela, no digas eso. Que
estás tan estupenda como siempre.
-Sólo fachada-Se limitó a
responder.
-Pero… ¿Y la casa?-Insistió
Billy, al tiempo que descubría entre las venosas manos de su abuela una foto rancia
por el tiempo del antiguo faro de St. Joseph.
-Esta foto la hizo el abuelo el
último día que pasamos juntos, antes de partir para Europa.
-Esa foto es más vieja que tú,
papá-Señaló Jacob mientras movía ambas manos rápida y consecutivamente de
arriba abajo.
-Justo siete meses mayor que tu
padre.-Afirmó rotunda la anciana.
-¡Vaya exactitud! ¿Por qué
justamente siete y no cuatro o diez meses?-Preguntó intrigado Billy.
-Porque mi madre estaba
embarazada cuando el abuelo se marchó a cubrir las noticias de guerra en el
viejo mundo.-Pronunció con una voz apagada Wyatt.
-Por aquí debo tener alguna foto
del abuelo, toma-dijo dirigiéndose a Billy. Jacob alargó rápidamente la mano cogiendo la vieja fotografía al mismo tiempo
que su hermano. Tiraron a la vez de ella y su contorno ondulado se rasgó
levemente.
-¡Pero mira que sois bestias!
Habéis roto la foto del abuelo- manifestó claramente enfadada Faith. En sus
ojos se vislumbraba la ira contenida. Demasiados recuerdos galopaban desbocados
por su cabeza. Los cinco años de diferencia que llevaba al mayor de los dos
chicos, le daba el privilegio de unas vivencias que ellos nunca tendrían ya la
oportunidad de sentir. Aquellos retratos no sólo de eran objetos o personas de
un tiempo pasado. Era la historia de la familia, era parte de ellos mismos, el
futuro que representaban.
-Parece mentira que una vida
entera quepa en una caja-afirmó tristemente Evelyn, mientras una lágrima rodaba
por su mejilla.
Inocentemente, Jacob dijo: “Es
igual que el de las películas, ¡con sombrero y gabardina! Pero se parece a ti,
papá.”
-No, hijo, soy yo el que se
parece a él.-Respondió taciturno Wyatt
-Cada vez que te veo el corazón
me da un vuelco. Creo ver a tu padre entrar por la puerta. Estaría tan
orgulloso de ti, hijo… Y de ti también, Ashley. Hubieseis congeniado muy bien,
siendo tu informática, con todos esos computadores… Lo que hubiese dado él por
uno de ellos, tanta capacidad de datos, le hubiese facilitado tanto la vida… No
como su vieja máquina de escribir Remington, en la que se enganchaban las
teclas entre sí, y que él cariñosamente le llamaba Remy.
-¿Por qué se tuvo que marchar?-Inquirió
Jacob
-Él era un espíritu inquieto como
tú, y quería combatir las atrocidades desde su objetivo. Pero las guerras no
hacen diferencias entre un arma y una cámara. Entre soldados y civiles.
Su cara adoptó de pronto un
aspecto reflexivo: “Abuela ¿qué es un civil?”
-Son hombres de paz, hijo mío-respondió tajantemente,
pero un suspiró entrecortó su frase. Sus ojos se cruzaron con los de Wyatt
-Malditas guerras, a ti te dejó sin padre y a mí sin mi compañero de vida… y a
vosotros os privaron del privilegio de conocer a vuestro abuelo. Tantas muertes
inútiles…
-Venga mamá, no estés triste, que
hoy estamos todos juntos y papá siempre está aquí con nosotros.
-Eso, nana, cuéntales a los
renacuajos cómo erais el abuelo y tú en los buenos tiempos.
-Ay, hija… A veces parece tan
lejano que creo que es un sueño, pero otras, siento que fue ayer mismo, y
todavía creo oler la tierra húmeda de las frescas mañanas de St. Joseph. La
vida parece infinita cuando somos jóvenes, los colores son más brillantes, los
olores más profundos, pero al final del camino, sólo nos queda el marrón de la
tierra.
-No, nana, no lo digas triste, en
la tierra están las raíces y tú eres la raíz que da fuerza y sustenta a esta
familia y al igual que el abuelo ha llegado hasta nosotros aún sin conocerlo,
todos los hombres somos eternos, porque tras el otoño y el invierno, viene la
primavera.
sábado, 10 de enero de 2015
Ya estoy aquíííííííííííííííííí.... (he vuelto)
Quizás los que me sigaís os habreís hecho la fatal idea de que estoy dejando de escribir y, bueno, la verdad sí que tuve me temporadita de pasar del blog y eso pero he decidido ponerme de nuevo manos a la obra y hacer de este un lugar mucho mejor, con más entradas (pero se va a quedar calvo) y espero que también con más visitas.
¿Sabéis el mito del fénix? Pues con el blog igual. Hay temporadas, como en Benidorm, está la alta y la baja, hay muchas diferencias entre ellas pero siempre hay alguien aquí. Tranquilos que esto no se va a convertir tampoco en un complejo hotelero xD
Bueno chicos, pues esperemos que todo vaya como lo que he dicho :)
Un abrazo,
Cris :)
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